Viajamos en el metro o en el ómnibus y los celulares suenan por todos lados. Al lado, detrás y adelante nuestro los individuos hablan al aire incansablemente obligándonos a escuchar lo que no queremos escuchar.
Se ha perdido la privacidad, y el "otro" invade nuestra vida con sus ringtones y sus diálogos.
Debiéramos a empezar a evaluar la posibilidad de vivir más desconectados.
¿Es posible que la
necesidad compulsiva de leer un nuevo mensaje de texto,
independientemente de lo que se esté haciendo, sea insana? ¿Se puede considerar un trastorno la compulsión por estar siempre en contacto así sea pra las cosas más triviales?
¿Cómo se puede medir el uso apropiado o inapropiado del móvil?".
Científicos de la Universidad de Toronto señalan que:
Y no sólo porque hablar por teléfono en el coche, incluso con los
dispositivos de manos libres, aumente las distracciones de los
conductores y su probabilidad de sufrir un accidente de tráfico. Sino
porque el móvil nos ha 'robado' una parte de la comunicación
cara-a-cara, que se ha visto sustituida por los mensajes de texto o las
conversaciones telefónicas, hasta el punto de generar "comportamientos antisociales".
Hasta interfieren en nuestra vida sexual.
Ha llegado el momento
de establecer "la importancia de estar desconectado".
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